domingo, 30 de marzo de 2008

El imparable declive de la ladrona de sujetadores.

Por primera vez en su vida fue consciente de que en algún momento se había equivocado en algo. Por primera vez se había sonrojado, dudaba, se la tragaba la tierra. Seguramente es que se había enamorado de aquella mujer perfecta. Qué estupidez. Cómo era posible haber llegado hasta este extremo. En un primer momento, todo era ilusiones, y carruseles vertiginosos de la sangre por las yemas y las plantas de los pies, pero ahora, allí plantada y llena de vergüenza comenzaba a plantearse la idea de que quizás toda su vida había sido una sucesión incontrolada de equivocaciones.
Esto es para ti, le había dicho, con una sonrisa que jamás había lucido antes, que no sabía que era capaz de desplegar. Cuando la mujer perfecta desenvolvió el regalo, desveló también toda una vida cayendo en picado, una bofetada al corazón de las tinieblas, platos rotos dentro del laberinto del alma enloquecida. Y entonces la mujer perfecta sentenció: Un sujetador... pero este sujetador ya era mío...
Una nueva pasión había colisionado con su incontrolable y viejo arrebato. Estaba claro que algún día sucedería un disparate semejante. Ahora había que seguir viviendo detrás, debajo de él, pero, cómo, para qué.

viernes, 21 de marzo de 2008

Say What You Want

Ayer la sorprendí absorta frente a la televisión, pasmada viendo a Sharleen Spiteri. A duras penas consigo atraer su atención un instante. ¿Quiénes son?, me pregunta. Texas, respondo yo. Paola es la niña de las preguntas. Yo trato de tener una respuesta preparada siempre, es lo que se espera de mí. ¿Son americanos?, me pregunta. No, son de... Escocia, creo. Paola me mira por fin, dudando sobre si le estoy diciendo la verdad. Nunca está muy segura de cuándo le estoy tomando el pelo y cuándo no. Ahora soy yo la que está absorta ante la inocente cara de la Spiteri. ¿Y tú crees que es... vuelve a preguntar ella, ni idea, respondo yo, pero siempre he pensado que su voz no se corresponde con su cara. Me intento preparar para una nueva pregunta, pero esta vez viene de mi propia cabeza. ¿Cuánto tiempo puede durar esto? ¿A cuántas preguntas soy capaz de responder en una sola vida? Antes de que pueda haber una respuesta, o una nueva pregunta, la rodeo con mis brazos y la beso. Sus labios saben a todas las frutas del bosque, y son todas las respuestas, me invitan a buscar soluciones a todas sus incógnitas. El vídeo de Texas acaba con una promesa "You can say what you want but it won't change my mind, I'll feel the same about you". ¿Qué quiere decir?, me pregunta. Que yo la vi primero, respondo yo, permitiéndome tomarle el pelo una vez más. Ella me mira con la media sonrisa de quien duda, yo se la beso una vez más. Yo te vi primero a ti.

lunes, 17 de marzo de 2008

Paola

¿Es verdad lo que dicen?, me pregunta la indagadora, con sonrisa de vendedora de violines. Yo casi la ignoro, a sabiendas de que es absolutamente cierto lo que dicen. Me encojo de hombros yo no sé nada, pero cómo negar lo evidente. ¿El qué?, pregunto simulando con total mediocridad. Venga ya, que estás con Paola... Antiguamente conocida como Pablo, o Ángel, eso dicen. Mi silencio me delata. Es inusual, yo que jamás me las callo, me encuentro disimulando como una gata con sentimiento de culpa por el pobre pez. La uña afilada retoma, es un poco tu hermana pequeña, ¿eh? Con quince años de diferencia...
Logro esquivar dardos en la primera bocacalle antes de que me alcance la inevitable pregunta de anatomía. Qué sé yo de qué me hablan. Qué sé yo del secreto tras la puerta. Por fin, me pongo a salvo, me refugio en Paola, tras su sonrisa inocente de quien se cree a salvo a mi lado. No hay más preguntas con ella. Sólo calor, sólo ahoras. Te cansarás, me dicen las afiladas deshuesadas, pero mientras trato de estar a la altura de su elaborado candor que envuelve mundos que no puedo ni imaginar, no puedo evitar sentirme aterrorizada por que sea Ella la que se canse.