lunes, 27 de octubre de 2008

Purga

Hace unas noches tuve un sueño que parecía que lo hubiese rodado el David Cronenberg. No sé cómo ni por qué, me había nacido una vagina en una uña. La gente, lejos de compadecerme, me miraba con odio. Me decían que me estaba bien empleado, me acusaban de promiscua, de habérmelo buscado. La comunidad ciéntifica tampoco parecía mostrar mayor interés por el hecho, decían que eso no era más que un uñero, otros que una simple metástasis, otros insistían en mi presunta promiscuidad.
Fue el clero el que quiso tomar cartas en el asunto sugiriendo una manicura ablativa purgativa . Entonces desperté.

sábado, 18 de octubre de 2008

En busca del club de las lenguas temerarias

Existe esto
y aquello,
me dicen lenguas cargadas
de razón y municiones.
Haz esto
y lo otro,
e insisten en que participe
y pertenezca a un club
de lenguas repentinas dispuestas
y orgullosas.
¿Dónde fueron aquellas
lenguas temerarias
látigos que derribaban
paredes?

sábado, 11 de octubre de 2008

Queda la música

Y entonces la miré, y tuve la sensación de que durante el viaje de mis ojos hacia los suyos de pronto había cumplido cien años, y me sentí tan cansada, tan vieja, tan triste, que sólo se me ocurrió una sonrisa hipócrita, pero ni siquiera fue hacia fuera, sino tan hacia el fondo, tan oscura y padentro, que me arañó con su colmillo oxidado.

También ella se había vuelto vieja. Qué hacemos aquí, se preguntaba. Por qué no quiero tocarte. Por qué me siento obligada a una conversación. Por qué estoy tan agotada. Pero sobre todo, por qué tengo tanto miedo. A irme. A que te vayas. A no hablar o a que no hables.

Entonces sonó la radio, y la música nos devolvió a nuestra edad. Incluso a un momento anterior. Por fin los dientes reflejaron inocentes la luz de nuestros ojos, hasta algún pie parecía levantarse e insinuar un baile. Algún día moriremos de nosotras mismas. Será con la radio puesta.