viernes, 24 de agosto de 2007

Bailar

Nunca he sabido bailar bien. Y ahora que ella me enseña, me da la impresión de que cada vez lo hago peor. Bailar sola siempre había consistido en un salto hacia delante, otro hacia atrás, mis tetas que se menean, saturday night dilalala...
Ahora, dicen, bailamos muy bien. Yo no puedo creerlo. Ella me agarra por la cintura, y lentamente baja su mano hacia mi culo, y siento sus pechos aplastando los míos, y se inclina sobre mí cuando echa hacia atrás mi cabeza, abalanzando sus labios hasta prácticamente alcanzar los míos. Después me hace girar, y nuevamente me sujeta con firmeza, llevándome decididamente hacia algún lugar al que me dejo transportar casi a ciegas. Ella me ve algo perdida, me sonríe y me susurra déjate llevar. Y me dejo llevar, permitiendo que me desplace a su antojo según cierto ritmo establecido exclusivamente por su propio criterio decidido y tenaz.
Sigo realmente escéptica ante el baile. Si eso es bailar, acabamos de hacerlo horizontalmente sobre la moqueta.

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