sábado, 21 de junio de 2008

LLeno, por favor.

Me gusta el olor de la gasolina. A algunos les gusta cómo huelen las flores, el barniz o incluso el pescado. Otros se mueren por el chocolate, por el alcohol o por las berenjenas. Pues a mí me gusta el olor de la gasolina, si por ello me han de apedrear, pues adelante.
Soy consciente. Ha subido el precio. El pan, la leche, los huevos, las putas, todo es más caro. El amor está caro, la confianza en la humanidad me cuesta también un ojo de la cara, y hasta un riñón la fe en mí misma. Comprenda que es absurdo, pues, dadas las circunstancias, que me compre un bidón homologado, no ha lugar, no confunda mis pretensiones. Ni mucho menos quiero un trapito húmedo, por quién me toma.
Ya se lo he dicho, aquí estoy, no me haga esperar más. LLeno, por favor.

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