¿Qué hago con toda esta piel,
dónde la pongo?
Días disecados
tropiezan y caen en una fosa
llena de manos que han perdido el tacto.
Allí dentro se fragua el futuro.
Los taxidermistas locos con bola de cristal empañada
teclean a mi dictado un porvenir implacable,
y solícitos exponen mi cuerpo colgado
como una ternera seca y rendida
ante ejércitos de murciélagos.
Por su lealtad a mi cuello,
me he enamorado de un gancho.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
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3 comentarios:
hey, mucho tiempo sin pasar por aquí, pero me alegro de comprobar que sigues, y que lo haces con un enorme nivel literario!
Vaya, los dos últimos versos son estremecedores como un martillazo.
Ok, gracias :-)
La próxima vez que anuncie una retirada y me despida dramáticamente, por favor, no me hagan mucho caso.
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