Designaste sobre mis esperanzas una lluvia de intensa precisión, como una bomba inteligente. Se logró sumergirlas, inundarlas, y aún nos aseguramos de llover de nuevo si acaso emergiesen.
La operación fue todo un éxito; apenas algún daño colateral en los aledaños, una sonrisilla taciturna, una sintaxis reprobable, cierta obstinación en el titubeo, alguna fijación irremediable de mis manos con mi entrepierna... Pero por lo demás, discreción escandalosa, extravagante normalidad, y lloviendo sobre mojado.
sábado, 29 de septiembre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario