miércoles, 11 de julio de 2007

Striptease

Para ver lo que de mí queda, después de tanto tiempo escondida en el oficio de ramera de la corte de nuestras reinas, me despojé de perfumes fáciles, de todas las ropas multicolores, de la blanca dentadura de la máscara sonriente. Lo hice delante del espejo, y éste correspondió a mi honesto striptease con su honestidad reflectante. Ojalá no lo hubiese visto. Ya no importa cuánto corra, ni lo profundo que me oculte, ni las putas en que me convierta. Todo lo que soy me perseguirá sin compasión, para siempre.
Rápidamente, traté de ponerme otra vez mis trapos, pintarme, envolver mis heridas, disimular mi rostro desencajado... Pero incluso mi disfraz se había asustado y ni siquiera la máscara sonriente ya sonríe.

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