domingo, 17 de junio de 2007

Bésame

Cuando le digo bésame ella lo hace obedientemente, y parece como que sus labios jamás hubieran dudado, como si hubieran recorrido el trayecto que los separa de los míos miles de veces. Y beben, probablemente imaginando que mi esencia es inagotable, resueltos a alcanzarlo todo, sin llegar a discernir ninguna escala, como si no hubiera diferencia entre el todo y una parte. Pero es su lengua la más lista, la más dinámica, la que enérgicamente sujeta a la mía, la estrangula, la amordaza, como si fuera consciente de que de la misma manera que dijo bésame, también podría ordenar que dejase de hacerlo.

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