- ¿Te has comido la sábana? -me pregunta como sorprendida.
- Pues... sí -contesto yo...
- Pero... ¿cómo?
Su sorpresa parece auténtica. Ni que fuese su sábana favorita. Yo trato de quitarle importancia.
- Pues no sé... En medio del fragor, de la confusión... no me di cuenta.
- ¡Pero era una sábana! -exclama ella.
- Bueno, ya. Yo estaba a lo mío, ¿no? No te podrás quejar.
- Eres una salvaje -me dice, supongo que para halagarme, y lo consigue.
- La palabra es "exaltada" -corrijo yo.
- No querrás desayunar, ¿no?
- ...
miércoles, 27 de junio de 2007
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