Siento decirte que esta cama no es una cama.
También debo recordarte que has entrado en ella por voluntad propia.
¿Por qué no te he avisado de que era una telaraña?
Bueno, en aquel momento no me pareció importante mencionarlo.
Si ahora estás atrapada es sólo culpa tuya.
Sé que habrías venido de todas maneras.
La he tejido con mi propio pubis.
A base de desencuentros y tortazos.
Acostúmbrate a ella.
Y a mi lengua.
Bienvenida.
jueves, 31 de mayo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario